El oportunismo de Disney no hace a tus memes menos racistas
por Juan
Estoy un poco aburrido y con mucho tiempo libre, así que voy a aprovechar para pelearme con toda la internet.
Básicamente, lo que opino, ya hablando desde la más absoluta subjetividad, es que tu meme de las futuras producciones de Disney con todas las razas cambiadas sigue siendo racista, aunque no te hayas dado cuenta. Y estás quedando como el villano de la historia, que es a lo que juega Disney. Si querés criticar a la empresa, no lo hagas por lo mejor que tiene, en mi opinión, que es contar historias en las que todxs nos podemos sentir identificadxs.
Estoy un poco aburrido y con mucho tiempo libre, así que voy a aprovechar para pelearme con toda la internet.
Disney vive una tercera época dorada. El estudio
revolucionó la manera de hacer películas y de meternos en mundos de fantasía a
mediados del siglo veinte. Después de unas décadas sin grandes éxitos resurgió a fines de siglo con una tanda de películas animadas
que ya son clásicos, como La Sirenita (1989) y Aladdin (1992), algunas mejores que otras,
pero todas fueron un éxito rotundo. Ahora con la compra de Marvel y Star wars
entre otras, se adjudica seis de las diez películas más taquilleras de todos
los tiempos. Hay que sumarle la otra gran tanda de películas por parte de
Pixar, y las polémicas, como mínimo, remakes en live action –es decir, con
actores reales- de sus grandes éxitos de los ’90, algo parecido a lo que hicieron
los Backstreet Boys cuando volvieron hace poco.
Este fenómeno -cuyo comienzo podríamos ubicar con Alicia en el País de las Maravillas (2010) y Maléfica (2014), o con el Libro de la Selva (1994) ó 101 Dálmatas (1996),
depende de cuan atrás en el tiempo quieran ir- no logró complacer a los
críticos, pero el público que era niño en la época en que se estrenaron sus
versiones animadas demostró que no tiene ningún problema en volver a pagar una
entrada para que le cuenten la misma historia. La bella y la Bestia (2017) fue otro
rotundo éxito, sin importar cómo cante Emma Watson o cómo manejen el feminismo
que quisieron imprimir en el texto.
Ahora, si se me permite usar una metáfora un poco fálica y
patriarcal, Disney está directamente en pija revendiendo cada pedazo de
infancia de quienes rondamos los 30. Este año solamente tuvimos Dumbo, Aladdin
y próximamente El Rey León –es CGI, pero la incluyo dentro de la estética live
action-, una secuela de Maléfica y La Dama y el
Vagabundo –mismo caso que El Rey León-. Para el año que viene ya tienen fecha de estreno Mulan y Cruella. Y todavía falta
anunciar fechas de películas confirmadas tales como Pinocchio y La Sirenita.
Los invito a ir revisando estos casos por secciones.
Primero, tenemos algunas de estas películas hechas en la
primera era dorada de Disney, como Dumbo (1941) y La Bella Durmiente (1959) de
donde sale Maléfica. Es entendible que estas películas necesiten una lavada de
cara para que las nuevas generaciones puedan llegar a estas historias sin
encontrarse con la barrera de la animación antigua, por más fascinante que nos
resulte a nosotros los viejitos la animación hecha a mano. Y bueno, es más fácil
vender una película como Pinocchio que una idea completamente nueva y original.
Y ahí está el meollo de la cuestión en el segundo grupo de
películas, las que nos tienen a los treintañeros como público objetivo o target audience. Estas historias ya
están contadas, se ganaron un nombre, y por eso es fácil volverlas a vender,
porque a uno ya le gusta antes de ver la película. Entonces Disney hace algo
brillante para no tener esa discusión, apuesta fuerte a la inclusión dentro de
sus producciones.
No sé qué rasgos ideológicos tendrán los directores de la
empresa en sí, y sospecho que muchos son viejos blancos heterosexuales, como en
gran parte de Hollywood y todas las grandes industrias globales. Pero saben que
la marca Disney, como marca, se identifica con ciertas ideas progresistas que tienen que ver
con la representación de otras figuras que no sean blancos y heterosexuales como
protagonistas de sus películas. Perdón por escribir con tantos desvaríos, pero
estoy tomando vino y necesitaba todo ese preámbulo para discutir lo siguiente.
No creo que Disney sea una empresa revolucionaria en sus
ideas ni mucho menos, sabemos que quiere tener el mayor margen de ganancias
posible y que si la representación es lo que garpa, va a apuntar para ese lado.
Pero eso no quiere decir que la representación de otras pieles y otras ideas
como protagonistas de Disney esté mal. Cuando compartís un meme riéndote de la
pluralidad en estas películas, estás reproduciendo un mensaje que dice que los
protagonistas de las películas deben seguir siendo como lo eran hasta ahora, es
decir, blancos heterosexuales. No importa si vos ya sabías todo esto que
escribí y lo compartías desde la ironía de Disney siendo el progre, el mensaje
que se entrega no tiene todos esos matices porque el meme no tiene profundidad,
el meme es instantáneo y sobretodo debe ser gracioso. “El humor es poner algo
donde no va” decía Dolina citando a Borges. Y no hay ejercicio humorístico que
escape a esta simple aseveración. Entonces lo que estamos diciendo con el meme
es que lxs negrxs no pueden ser sirenas y tritones. Si querés hacer una crítica
de las diferencias entre Disney como empresa y sus producciones, vas a tener
que sentarte a pensar y escribir, o encontrar otros memes, mejores.
Ahora, alguien, ligeramente racista, me podría preguntar por
qué a Mulan la interpreta Liu Yifei, una actriz china, respetando la etnia del personaje en la película original. La
respuesta es que en este caso, la etnia del personaje es parte de la historia y
del universo que habita. Si quisiéramos hacer a Mulan, digamos, africana, ya no
es Mulan.
Básicamente, lo que opino, ya hablando desde la más absoluta subjetividad, es que tu meme de las futuras producciones de Disney con todas las razas cambiadas sigue siendo racista, aunque no te hayas dado cuenta. Y estás quedando como el villano de la historia, que es a lo que juega Disney. Si querés criticar a la empresa, no lo hagas por lo mejor que tiene, en mi opinión, que es contar historias en las que todxs nos podemos sentir identificadxs.
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